martes, 13 de abril de 2010

han notado cuando la princhipesa encuentra al sapito y se vuelve un poco feliz? Bueno,pero siempre hay una bruja mala o una hada con el consejo preciso, o la amiga de la princhipeza o gente de confianza que la confunde.
Le llamaba la atención las llamitas de fuego (como dicen, cuando jugas con fuego te puedes quemar), pero ella no, ella era un princhipeza, y como tal, justo en ese momento iba a ser salvada. Justo antes de quemarse. No podía terminar de jugar, como que quería quemarse, quería un poquito de peligro, un poquito de desprotección. Mientras tanto, seguía escuchando a los mismos, que te quemarás, que te dolerá, que no queremos que sufras , que los escuche, que tienen razón. Oye, pero si ella puede elegir. Y de los errores se aprende, si se quema, sabrá que no puede jugar más así. Pero si no sabe cuánto duele, ¿por qué ha de dejarlo? Quiere equivocarse y aprender... pero no la dejan.

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