domingo, 19 de septiembre de 2010

Y dime tú, ¿de qué sirve ser honestos, cuándo te limitan contar tu propia verdad?
¿De qué sirve siquiera pensar en intentarlo, cuando se sabe que es imposible?
¿De qué sirve buscarle solución, si hace rato que dejó de ser problema?
¿Para qué piden verdades, si en el fondo no quieren escucharlas?
¿Por qué seguir con esto?
No sé.
Pero tus oídos sordos, tus ojos ciegos y tu boca carente de ideas lógicas, de tolerancia y de humanismo ya me importan poco.
Sé que no es lo que te gustaría, lo siento, pero
tú misma sembraste lo que ahora estás cosechando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribiciones del público :3